!Que ganen los malos!

Frank Underwood se ha vuelto un personaje querido y entrañable para millones de personas en decenas de países. Sin embargo este personaje (representado por Kevin Spacey) de la serie House of Cards, que se trasmite por Netflix, es un político corrupto, cegado por el poder y el deseo de venganza, asesino y promiscuo. En pocas palabras, !el mundo se ha encariñado con una bestia humana!

Es interesante, racionalmente vivimos diciendo que los políticos corruptos son lo peor que hay, que la infidelidad es mala, que el poder no lo es todo en la vida y que asesinar es uno de los grandes pecados capitales. Sin embargo nuestro inconsciente siente empatía y cariño por un personaje que hace todo esto, ¿por qué?

Tal vez estarás pensando, “bueno, es que es una serie de televisión”, pero estoy seguro que te ha sucedido con personajes en la vida real, familiares o amigos (no te hagas, claro que conoces a personas cercanas terribles), empresarios o políticos que a pesar de ser malos o practicar conductas, que racionalmente repruebas, sientes alguna empatía por ellos; !quieres que ganen!. Mira, tres ejemplos muy específicos: existen políticos y empresarios corruptos que gozan de empatía e incluso votos populares; muchas personas se refieren a los infieles o promiscuos como “qué cabrón este guey” diciéndolo con una sonrisa y hasta admiración, en muchos pueblos se idolatra a personas de poder que lo han obtenido gracias a prácticas inmorales.

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