Ultra-momentaneidad

Cada vez disfrutamos menos lo que hacemos, cada preciso momento. Estamos jugando con nuestros hijos y estamos pensando en los pendientes del trabajo, estamos en una junta de trabajo y estamos pensamos en la culpabilidad de no haber estado con nuestros hijos suficiente en la última semana.

Vivimos presionados por el tiempo, todo lo hacemos restringidos por este. Vivimos saturando nuestra mente de eventos en simultáneo que nos impiden vivir el momento que está sucediendo en ese preciso minuto.

Culpamos al trabajo pero nosotros hemos decidido aceptar los compromisos que conlleva ese trabajo. Culpamos a la ciudad pero nosotros hemos escogido vivir en ella. Culpamos a la economía pero nosotros hemos votado por los gobernantes que tenemos. Y mientras vivimos cada instante nos la pasamos recriminándonos las decisiones que hemos tomado en el pasado para que nos suceda lo que nos sucede. Al final somos unos flojos para tomar decisiones que cambien radicalmente nuestra vida; sabemos lo que tenemos que hacer pero nos da miedo, no actuamos.

Leer más